jueves, 26 de septiembre de 2013

POR UN HOMBRE SANO, HACIA UN MUNDO MEJOR

El hombre tiene  señoríos sobre toda la naturaleza.  Podría decirse que gran parte de la felicidad del hombre está asegurada,  simplemente, con el armónico aprovechamiento de todo lo que lo rodea.

     En otra época, el hombre podía más fácilmente bastarse a  sí mismo.  La planta le daba su sombra y su fruto;  el agua su  frescor y su limpieza; las flores su perfume y su colorido, la luz del sol le anunciaba un afán y la suavidad de las estrellas su reposo.

     Con el tiempo, el hombre ha perdido mucho de ese saber conocer y conocerse, saber  juzgar  y juzgarse,  saber aquilatar virtudes y defectos.

     La ambición y el desorden humanos han creado infelicidad en los cuerpos y en las almas.

     Pobreza y riqueza no siempre están en equilibrio; y al sentir y vivirse la desproporción, nacen y se alimentan los odios, rencor y desazón.

     Hay así un mundo que no permite vivir  en paz y alegría.  Un mundo en que los grandes parecen desear sumergirse en la nada y los pequeños parecen desear quebrar sus alas.

     Más el hombre no es sólo barro y su ser alienta una llama eterna que siempre busca cauce para lo noble, lo bello y lo ardoroso.

     Muchas formas y nombres tiene la paz que el hombre busca y, sin embargo. Muchas veces, simplemente, no la logra por cegarlo su ambicioso anhelo.

     Hace 108 años, en un alto del camino histórico, nació Rotary Internacional y se puso a la tarea de ayudar al hombre, dándole nuevas energías, nuevos bálsamos y nuevas esperanzas.

     Que el niño logre una vida más digna en su pobreza material.

     Que la salud recupere a los que sufren en la carne.
    
     Que la amistad haga a los hombres más hermanos.
    
     Que la buena voluntad cree y fomente, apoyada en la verdad, la buena fe en las relaciones mutuas.

     Que la paz lleve a las razas, a los pueblos y a las naciones por senderos más azules, y se oculten en retirada los resplandores rojos de la violencia de la incomprensión y de la guerra.

     Que los  espíritus se aquieten y se gasten las energías más en las creaciones, que a todos sirven, que en los atesoramientos que sólo a unos pocos satisfacen.

     Que el hombre pueda vivir gozando del señorío de la naturaleza y cante siempre agradecido un himno de esperanza con hálito de eternidad.

     Que todos caminen como el Rotarismo:  cabeza en alto, corazón fuerte, mano abierta, rostro sonriente e inteligencia ansiosa de encontrar el camino del servicio ajeno.

     Por un hombre sano, en cuerpo y espíritu, avancemos, siempre con Rotary hacia un mundo mejor  haciendo nuestros sueños realidad.


Vive  Rotary  -  Cambia Vidas





Comité de Información Rotaria
Septiembre 25/13
Aurelio Licon Baca

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