El hombre tiene
señoríos sobre toda la naturaleza.
Podría decirse que gran parte de la felicidad del hombre está
asegurada, simplemente, con el armónico
aprovechamiento de todo lo que lo rodea.
En otra época, el hombre podía más fácilmente
bastarse a sí mismo. La planta le daba su sombra y su fruto; el agua su
frescor y su limpieza; las flores su perfume y su colorido, la luz del
sol le anunciaba un afán y la suavidad de las estrellas su reposo.
Con
el tiempo, el hombre ha perdido mucho de ese saber conocer y conocerse, saber juzgar y juzgarse, saber aquilatar virtudes y defectos.
La
ambición y el desorden humanos han creado infelicidad en los cuerpos y en las
almas.
Pobreza
y riqueza no siempre están en equilibrio; y al sentir y vivirse la
desproporción, nacen y se alimentan los odios, rencor y desazón.
Hay
así un mundo que no permite vivir en paz
y alegría. Un mundo en que los grandes
parecen desear sumergirse en la nada y los pequeños parecen desear quebrar sus
alas.
Más
el hombre no es sólo barro y su ser alienta una llama eterna que siempre busca
cauce para lo noble, lo bello y lo ardoroso.
Muchas formas y nombres tiene la paz que el hombre busca y, sin embargo.
Muchas veces, simplemente, no la logra por cegarlo su ambicioso anhelo.
Hace
108 años, en un alto del camino histórico, nació Rotary Internacional y se puso
a la tarea de ayudar al hombre, dándole nuevas energías, nuevos bálsamos y nuevas
esperanzas.
Que
el niño logre una vida más digna en su pobreza material.
Que
la salud recupere a los que sufren en la carne.
Que
la amistad haga a los hombres más hermanos.
Que
la buena voluntad cree y fomente, apoyada en la verdad, la buena fe en las
relaciones mutuas.
Que
la paz lleve a las razas, a los pueblos y a las naciones por senderos más
azules, y se oculten en retirada los resplandores rojos de la violencia de la
incomprensión y de la guerra.
Que los
espíritus se aquieten y se gasten las
energías más en las creaciones, que a todos sirven, que en los atesoramientos
que sólo a unos pocos satisfacen.
Que
el hombre pueda vivir gozando del señorío de la naturaleza y cante siempre
agradecido un himno de esperanza con hálito de eternidad.
Que
todos caminen como el Rotarismo: cabeza
en alto, corazón fuerte, mano abierta, rostro sonriente e inteligencia ansiosa
de encontrar el camino del servicio ajeno.
Por
un hombre sano, en cuerpo y espíritu, avancemos, siempre con Rotary hacia un
mundo mejor haciendo nuestros sueños
realidad.
Vive
Rotary - Cambia Vidas
Comité de Información Rotaria
Septiembre
25/13
Aurelio Licon Baca
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