Al ponderar la expresión rotaria “DAR DE SI
ANTES DE PENSAR EN SI”, necesariamente se deduce que el fundamento de esa
conducta está en el espíritu de servicio, de amor y caridad al ser humano,
despojándose de todo sentimiento egoísta negador de aquellas virtudes.
La
caridad y el amor son puntales que sustenta el rotarismo, cuando señala en su
admirable Código de Etica el deber de ayudar al prójimo, consolando al
atribulado, fortaleciendo al débil y
socorriendo al menesteroso. Y no podría
ser de otra manera, ya que la caridad y el amor son manifestaciones
espirituales que por pasar a la altura inconmesurable de las estrellas están
por encima de muchas otras virtudes.
La
amistad, el ser ejemplo de equidad y de benevolencia, el sentir y cumplir la
justicia en sus dilatados horizontes, como lo inculca sabiamente Rotary, son
resonancias de esas mismas notas armoniosas de bondad espiritual que
constituyen hoy por hoy la fuente inagotable e incontrovertible. De la felicidad
humana.
Este es el anhelo, el banderazo final y la meta sublime que propugna la
doctrina del rotarismo, por inalcanzable que parezca. Los dictados de su programa están inspirados
en ese elevado pensamiento que impulsa al hombre a una categoría moral que lo
redima para siempre. Ser hombre de fe y
de principios; sostener la juventud en su corazón, que es la alegría y el
entusiasmo para las grandes causas; enaltecer el valor de la persona humana y
predecir y obrar la hermandad de todos los hombres, no son otra cosa que atender a esas resonancias de
bondad y de servicio que sustenta Rotary en la consecusión de tan caros y
nobles fines.
Exhortamos fraternalmente a todos los rotarios, para que estrechemos con
el calor y el entusiasmo que hemos demostrado en nuestra ardua empresa, los
vínculos de amistad que deben auspiciar nuestra misión, en beneficio de las
comunidades en que vivimos, favoreciendo
así el cumplimiento de este postulado: SERVIR A LA HUMANIDAD , ES, HA SIDO Y
SERA SIEMPRE, LA MEJOR OBRA
DE UNA VIDA.
Comité
de Información Rotaria
Enero
30/13.
Aurelio
Licon Baca
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