Lo que ha de quedar de
nosotros en la memoria de quienes puedan
guardarnos un recuerdo afectuoso, estará siempre en relación de lo que
hayamos dado en nuestro paso por la vida.
No en vano pudo decir alguien que sabía pensar y que sabía también dar
forma a su pensamiento: “No es más rico
aquel que más tiene, sino aquel que más da”.
Pero, se podrá responder, ¿cómo puede dar quien nada tiene?
Siempre es posible
dar mucho más de lo que supone. Podemos
dar algo de lo que hemos atesorado
dentro de nosotros mismos, y al darlo, no reducimos en nada ese caudal y hasta
podemos darnos nosotros mismos, para lo cual bastará que sepamos descubrir quien puede
necesitar algo de nuestro acervo espiritual y darlo con oportunidad.
La vida de reacción,
el contacto directo con el mundo que nos rodea y un cabal sentido de la
convivencia, ofrecen innumerables oportunidades para dar algo de eso que tan
poco cuenta y que tanto vale.
Compartir penas y
alegrías con nuestros amigos, y hacerlo con lealtad y con nobleza, es una forma de dar.
La colaboración
desinteresada en una obra útil, con algo del tiempo que nos sobra y con algo de
las energías que nos han permitido triunfar, es también un forma de dar.
Como lo es también el saber vencer nuestra indiferencia.
Y cuando así damos,
damos parte de un tesoro que tiene la virtud de agrandarse en la medida en que aumentan los que lo
comparten.
“Dar de sí antes de
pensar en sí”, he aquí el más noble lema y tal vez el que con mayor intensidad ha desarrollado Rotary
International a través de sus ciento ocho años de existencia, durante los
cuales puede presentar el más halagador balance de servicios prestados.
Aun cuando Rotary
de acuerdo a su consigna superior de servir a los nobles postulados de su
doctrina, sirve de inspiración al hombre para lograr un más completo desarrollo
de su capacidad individual en su ideal de servir a la colectividad, que traduce
un imperativo de la conciencia, una conclusión honesta y vocacional de ser
útiles a los demás en todos los aspectos
posibles no solo en la materialidad del concepto sino cuando menos en la
expresión amistosa de una sonrisa que infunda optimismo.
¿ Cómo debemos actuar al amparo de la ética de Rotary ?
Indudablemente que
dando eficaz aplicación del ideal de servir como células útiles y
ejemplarizantes del conglomerado social; actuando en el ambiente social, en los
centros culturales, deportivos entidades representativas del medio, etc. Estudiando el ambiente de nuestra particular
actividad.
Con esto damos una
nueva amplitud a la acción de servir en base de Rotary. No solo servir para beneficiarse, sino
también servir porque hemos recibido: Dar con gusto y no con miras egoístas.
“DABO CORDI” dirían los latinos. Daré con gusto. Un bello lema más para Rotary.
Comité de Información
rotaria
Marzo 20/13
Aurelio Licón Baca
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